La Gracia no era, llegó a ser

tiempoeternidad

El hombre hebreo no pensaba en el modo abstracto en que nosotros acostumbramos hacerlo. El tiempo no se mide cronológicamente sino por su contenido. Describe las experiencias del hombre en su mundo, su vivencia. Cada tiempo (época) tiene un contenido que crea una secuencias de eventos que definen la vida del hombre:

Eclesiastés 3: 1-3 —Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar.

El tiempo en Dios se caracteriza por su actividad, secuencias de eventos que definen al mundo, al igual que su obra en éste. En el inicio de la creación se aprecia con claridad. El primer día no se mide por el reloj sino por la tarde y la mañana; el espacio del día en que Dios hace su obra. No hay creación nocturna.

¿Cómo esto afecta nuestro entendimiento de Dios? En primer lugar las Escrituras se escribieron en el lenguaje humano, su intención es hablar de nuestro problema. Somos criaturas y, por lo tanto, vivimos en el tiempo, todo cuanto tenga que ver con nosotros pertenece al tiempo. Si hablamos de una época en Dios donde él existía fuera del tiempo, lo único que estaríamos diciendo es que él no intervenía en su creación.

La conclusión es evidente, Dios guarda con su creación una relación totalmente temporal. Cometemos el error de hablar de los pensamientos de Dios como si fueran pensamientos desligados del tiempo, meras ideas. En el contexto bíblico cuando Dios piensa en alguna criatura significa que ha determinado obrar de cierto modo para con ella. Cuando Dios dice: “Mis pensamientos no son como vuestros pensamientos ” es lo mismo que decir “lo que Dios pretende hacer a favor del hombre es superior a lo que el hombre ha decidido hacer”. Cuando en Éxodo se dice que Dios se acordó de su pacto o de Israel se entiende con esto que decidió redimirlo de la esclavitud de Egipto. Los pensamientos de Dios describen su actividad para con su pueblo, no ideas abstractas concebida en el pensamiento, en la mente, es mas bien su resolución de obrar en determinada manera para con la humanidad.

¿Qué es la gracia?

A la luz de lo que acabamos de señalar la gracia que existía desde la eternidad en el pensamiento de Dios es su voluntad de obrar en nuestra historia; por lo que no puede existir aparte del tiempo. Es el tiempo concebido en la mente de Dios en relación con nuestra historia. Es la creación del prototipo de aquellos eventos que se manifestaron luego en la historia. Patrón que sirve de muestra para reproducir la historia que luego el hombre experimentó y vio.

Si definimos la gracia como una cualidad en Dios cometemos el error de creer que dicha cualidad se desarrolla en un vacío, sin contexto alguno. ¿Qué entendemos por una cualidad en Dios?  Esto es una abstracción de Dios. El hombre hebreo no pensaba como el griego. En el concepto griego Dios es un ser con un sin numero de cualidades abstractas que se reducen a definiciones. En el concepto hebreo Dios es un ser personal que actúa y se da a conocer en el tiempo por medio de acciones. Es un Dios ligado al tiempo, que se preocupa de las experiencias de sus criaturas.

Todo cuanto pertenece a la revelación de Dios es de carácter temporal. El Dios creador es el Dios del tiempo, que obra en el tiempo. Él es el Creador del tiempo; no existe un instante en que él, como Dios Creador, no esté unido al tiempo de su creación. Esto implica que la revelación del Dios Creador es una revelación temporal, lo mismo se aplica al Dios Redentor.

La salvación acontece cuando Dios revela su propósito en la historia, y dicha intervención es lo que llamamos gracia.  Dicho de otro modo, la salvación es la actividad de Dios en el tiempo, en la historia; por lo tanto no se puede hablar de una salvación que exista fuera de los limites del tiempo en que se hace realidad.  De ahí que no puede existir salvación atemporal o gracia atemporal. Podemos hablar de salvación temporal con un prototipo fuera de nuestro espacio de tiempo, pero creada en nuestro tiempo y para nuestro tiempo.

 Gracia temporal

Como ya establecimos, la gracia no es una idea en la mente divina, la gracia es la actividad de Dios en la historia de su pueblo. Describe su trato con ellos y las razones por la cual los trata como lo hace.  Pablo explica en Romanos 3 que todos están bajo el poder del pecado y como resultado se encuentran bajo el juicio de Dios. Es en este contexto que se define lo que es la gracia. La entiende como la revelación de la justicia que los profetas anunciaron, la que todos reciben por la fe. Dios nos justifica, nos libra de la condenación de la ley por medio de su gracia. La cual se otorga como resultado de que Cristo nos redimió, o sea, dio el pago de rescate para que pudiéramos escapar del juicio(3:24).  En Romanos 5:15 declara que la gracia viene: “por la gracia de un hombre, Jesucristo”; o que ella reina mediante Jesucristo (3:21). En 2 Timoteo afirma que nos fue dada en Cristo (1:9). De esta manera une la gracia a la humanidad del Salvador, al evento de la encarnación.

La gracia describe la manera en que el amor divino alcanza a su creación por medio de la encarnación del Verbo-Cristo para la expiación y propiciación de la culpa del hombre. Hablar de la gracia es hablar de una persona que existió en el tiempo, de la obra que realizó en el tiempo. Ella es el tiempo de la actividad de Dios. La realidad es que la gracia no era, vino a la existencia. El amor es una definición del ser de Dios pero su gracia define la forma en que él obra a favor de criaturas rebeldes. La gracia existe porque existen las condiciones temporales que la hacen necesaria. No existe sin el pecado, como tampoco sin Cristo. Jesucristo da forma a la gracia y es la encarnación de ella. En su vida, muerte y resurrección, el Verbo creó la gracia que sería el vehículo para canalizar su amor a la creación. Aparte de la gracia sólo hay buenas intenciones en Dios.

2 Timoteo 1:9-10 — quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.

Si Cristo es la gracia de Dios manifestada, y Cristo es una criatura del tiempo entonces, la gracia es inseparable del tiempo, es temporal. Al emplear la palabra manifestar se indica que lo oculto y lo manifestado son lo mismo, una misma realidad.

Manifestar indica la aparición visible en un determinado tiempo de lo que estuvo oculto. Lo que se manifiesta no es una “cosa”, describe un modo de existencia de 33 años en donde Dios realiza su propósito. O sea, lo que se manifiesta es aquella historia que Dios concibió en los limites del tiempo de la historia humana que “ahora” toma su lugar en ella.

Dios predestinó su creación a vivir en gloria, se eligió a sí mismo en Jesús el Cristo para ser el garante y asegurador de que ese propósito se llevara a cabo. Antes de la creación, se diseñó la historia del hombre, Dios lo creó para reinar. Junto a esa creación creó un determinado tiempo: la historia del Mesías que tomaría su lugar en la historia humana si así se requería. La caída la hace necesaria y al venir el cumplimiento del tiempo Dios introduce la historia de Cristo en la nuestra y redime la historia humana de su juicio.

De la misma forma en que no podemos hablar de salvación aparte de Cristo, tampoco podemos hablar de la gracia aparte de la encarnación, vida y muerte de Cristo. Que somos salvos por gracia es lo mismo que afirmar que, aparte del obrar del hombre, Dios realizó en Cristo todo cuanto el hombre necesitaba para volver a la reconciliación con el cielo. A diferencia de otras religiones que ven la salvación como una experiencia en el corazón del adorador, el Cristianismo confiesa que es una salvación temporal.

La Gracia antes de la creación del mundo

1 Pedro 1:19 —sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,

Apocalipsis 13:8  —Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

Al hablar de la gracia antes de la creación del mundo o antes de los siglos, la biblia no pretende que entendamos que la gracia nada tiene que ver con el tiempo. Los versos que acabamos de citar demuestran que lo que acontece en Dios es inseparable del evento que ocurre luego en la historia. El cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo es el mismo que murió en el mundo. De la misma manera se aplica la elección. La elección que acontece desde antes de la fundación del mundo es la elección que acontece en la historia que se manifiesta en la encarnación del Verbo mediante la expiación.

Al describir la realidad de la gracia en Dios debemos cuidarnos de no atribuirle incapacidades humanas. A menudo hablamos de la gracia como aquello que estuvo en el pensamiento divino desde la eternidad. Para nosotros el “pensamiento” es como un almacén de ideas que no han tomado formas concretas.  El diccionario define pensamiento como: “Sitio imaginario en el que se guardan las ideas formadas por la mente” “Deseo, intención o propósito que tiene una persona de hacer una cosa”  El pensar en Dios no se lo puede interpretar de esta manera.  Él no forma ideas en su mente, no tiene nociones generales de lo que desea hacer. Sus pensamientos no son meras intención de hacer una cosa, lo que piensa no se encuentra limitado por inseguridades, dudas. Sus pensamientos son determinaciones. Lo que el piensa, lo que está en su mente no es una idea sino lo que determinó hacer e hizo.

Expliquemos. Cuando Dios pensó en hacer al mundo ya éste era realidad en su pensamiento. Lo que pensó y lo que hizo no son dos realidades distintas, una es la manifestación de la otra. En términos humanos mis ideas, lo que está en mi pensamiento, no corresponden a la realidad, ya que no soy capaz de conocer las contingentes que encontraré. Siempre habrá lo imprevisto que me hará cambiar de planes. En Dios no existe tal incapacidad. Lo que Dios piensa hacer es lo que hace en el tiempo.

Si el pensamiento de Dios y sus acciones son idénticas realidades vistas desde ángulos diferentes, se concluye que lo que pensó hacer en la gracia es lo que hizo en la gracia. En lugar de hablar de una idea de la gracia en el pensamiento de Dios, antes de los tiempos, deberíamos hablar de su decisión de gracia. Su voluntad es la que existe antes de la creación, voluntad que determina el curso de acción a tomar en las circunstancias en que se encuentra el hombre. A esto se refiere Pablo cuando nos dice que Dios nos predestinó para ser adoptados hijos suyos (predestinación pre-temporal, adopción una bendición temporal) por medio de Cristo (persona en el tiempo), de acuerdo a su buena voluntad (pre-temporal) (Efesios 1:5). Esta gracia nos hizo aceptos en el amado (obra temporal) (1:6). La predicación nos da a conoce el misterio de su voluntad: el reunir todas las cosa en Cristo (1:10).

(Presta atención de que hablamos de gracia pre-temporal, pero no atemporal. Atemporal implica fuera del tiempo, pre-temporal antes del tiempo.)

Algunos tienen la idea de que la gracia puede existir en Dios aparte de Cristo, esto es, aparte de la encarnación y todo cuanto ella implica. Puesto que la gracia es la decisión soberana de Dios de vindicar su rectitud, entonces la expiación y la encarnación son necesarias.

¿Puede Dios otorgar vida a quien desee?, la respuesta es, no. Nuevamente aquí el argumento soberano se cae. Dios no puede dar vida a quien desee, sólo al justo. El justo vive y el impío muere. Este es un principio de su rectitud moral. El dilema es cómo dar vida al impío y mantener su rectitud moral. La respuesta es: la gracia. La gracia no es perdón incondicional, sino la manera sabia de castigar al impío y al mismo tiempo preservar su vida. La gracia provee un sustituto y un representante.  Como sustituto muere en lugar del hombre, como representante vive en lugar y en nombre suyo. Dios soberanamente decide salvar al hombre, pero al hacerlo tiene que hacerlo sin invalidar su rectitud moral.

Lo que estuvo en el pensamiento de Dios, no fue una actitud, una idea, o una cualidad, sino un determinado modo de obrar, en una persona, en un tiempo determinado y en un mundo determinado. Por lo tanto, la conclusión de lo dicho es que aunque la gracia es una bendición diseñada antes de la creación del mundo, se diseño tomando en consideración al mundo, realizándose en el tiempo y está inseparablemente ligada al momento de la encarnación. La gracia no existe fuera del tiempo, es una criatura del tiempo y por lo tanto temporal. La gracia es el Verbo hecho carne.

Lo que hemos establecido cambia radicalmente nuestro concepto de la elección como una decisión atemporal sin relación alguna con el evento de la encarnación y la expiación. La elección acontece en el tiempo, en la experiencia de Cristo.

2 thoughts on “La Gracia no era, llegó a ser”

  1. Me gusto mucho la explicacion del tiempo. Pienso que cuando profundizamos en el significado de las palabras adquirimos mejor comprension de los hechos.

  2. van casi treinta años que no escuchaba sobre la justificación por la fe,que tengo que volver a familiarizarme con ciertas palabras,que ya se me habían olvidado su significado,por eso fue bueno que escribiera lo que significaba la gracia. Me alegro de que tenga esta página.

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