Navidad

La iglesia no sabe lo que es la navidad

NavidadLeía un artículo sobre la navidad en donde se explicaba el significado del nacimiento de Cristo, el autor decía:

“Para mí, navidad es el nacimiento de Jesús en muchos corazones, un día fue navidad en mi vida, porque Jesús nació en mi corazón y hasta hoy en día sigue acá. Que mi objetivo principal en la vida es celebrarle todos los días, ¿Cómo?, pues tan fácil como tratar de llevar una vida ordenada y agradable a El, una vida que busque por todos los medios que su nacimiento en mi corazón sea deseo de querer ser santo porque El lo es.”

¿Es de esto que trata la navidad? ¿Es mi experiencia del cristo naciendo en mí, más gloriosa que la venida de Dios al mundo? El diablo ha oscurecido el entendimiento de la iglesia a tal punto que no sabe distinguir entre lo bueno y lo mejor, entre lo temporal y eterno; entre lo que tiene gloria que perece y la gloria más excelente y permanente. Esta interpretación de la

navidad que ubica el nacimiento en el corazón, es altamente subjetiva. La navidad no es una experiencia, no es un acto de renovación. El centro de la navidad no es la experiencia del hombre. La navidad es un evento, un evento en la historia. Por lo tanto es algo que sucedió no en el hombre sino fuera de él.

La navidad es un evento que afectó la historia humana. Con todo su gloria y significado no se encuentra allí, su significado se encuentra en Dios. Es un evento que afectó a Dios mismo y que se realizó en su libertad. Un día en la eternidad pasada decidió unirse a la historia de su creación, en constituirse su fiador y el que habría de darle significado a su existencia.

La navidad es revelación. La revelación del misterio de Dios, Cristo. La manifestación de lo que estuvo oculto, su eterna voluntad de no abandonar su creación al poder de la muerte. En ahogar la muerte en su muerte, en extinguir al hombre para darle vida. En otorgar bendición por medio de la maldición. En destruir el sufrimiento en el sufrimiento.

Nada de esto podemos descubrir de la navidad al en el corazón del hombre. Para que la navidad nos descubra sus misterios necesitamos dejarla en la cuna de la historia, donde la potencia de Dios se revela en aquel indefenso niño. Dejemos la navidad en el plano de la confesión, que sea el objeto de la alabanza y la glorificación de Dios. Dejémosla en el templo de Dios para que sea la fuente que inspire la más gloriosa adoración. Contemplémosla en el museo de la historia como la más grandiosa, espectacular y sublime obra maestra. Hermano mío, la navidad no trata de la gloria de Dios en ti, la navidad es la gloria de Dios en Cristo.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *