La Morada del Espíritu

Espíritu y el Cuerpo de Cristo

Dios_creador

 

 

 

 

 

 

 

 

Los místicos panteístas creían que el alma purificada adquiría cualidades divinas cuando el Espíritu de Dios se metía dentro de ellos, llegando a ser pequeños dioses. Idea totalmente extraña al cristianismo, pero propia de las religiones paganas.

La expresión: muerto en la carne pero vivificado en el espíritu que antes utilizó para describir el paso de Jesús de su humillación a la gloria, ahora la aplica a la experiencia de la iglesia. Ella también murió a la carne y está viva en el Espíritu, o sea, no vive en el antiguo modo de existencia llamado carne: bajo condenación, teniendo al viejo Adán como cabeza, sino en el nuevo régimen del Espíritu que el Mesías inauguró. Los que tienen el Espíritu de Cristo son los que viven en el Segundo Adán y participan de su glorificación. El Espíritu es el principio que se impone en la nueva Edad, y la carne en la vieja (Ridderbos). Es semejante a haber estado casado en dos ocasiones: en el primer matrimonio (que representa el tiempo antes de Cristo) la vida era miserable y abusiva. En el segundo (que representa el tiempo después de Cristo), reina la paz y la armonía y, como consecuencia, la vida se disfruta en plenitud.

Cristo en nosotros o el Espíritu en nosotros no es para Pablo en primer lugar una categoría individualista subjetiva sino colectiva; más que morada interna expresa una relación. Describe a la iglesia, a la humanidad, antes que al individuo. Jehová hizo depender del pacto toda bendición, por tal razón, se hablar de los gentiles, que no estaban incluidos en la alianza, como “alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa”. Para los judíos, como para el apóstol, era inconcebible recibir la bendición del Espíritu aparte del pueblo elegido. A esto hace referencia “Cristo en nosotros”, a una bendición colectiva, que no se recibe como individuo: “Yo”, sino como grupo: “Nosotros”. El individualismo propio a la mentalidad moderna está ausente en Pablo, quien estaba acostumbrado a pensar desde el punto de vista de la familia, los clanes y las naciones.

Si volvemos a la parábola de la vid se podrá ver ilustrado lo que se ha dicho. Ella plantea la relación que cada creyente guarda con el Mesías. Las ramas no son la vid sino una parte de ella, y de la cual se alimentan; separadas y desgajadas de ella, mueren; ya que la vida es propiedad exclusiva de la vid. El Espíritu es la vida de esta vid, de la cual todas las ramas participan; no son las ramas las que lo poseen sino el tronco donde están conectadas. Cristo decía: “Permaneced en mí, y yo en ustedes. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y lo recogen, y lo echan en el fuego, y arde”[2].

Se puede ver que la expresión “permanecer en mi y yo en ustedes” no alude a una morada física de Cristo, más bien a la relación de unidad corporativa que cada uno tiene con él. Por lo general, cuando la iglesia habla de la morada del Espíritu o de la morada de Cristo piensa que de alguna manera misteriosa, la humanidad del Señor reside en el creyente, para comunicarle su atributos o cualidades morales (todo esto para pretender que las obras son de valor porque provienen del cristo interno y, por lo tanto, determinan la salvación final). En evidencia de esto apelan a las palabras “yo en ellos”; pero ¿si esto ha de entenderse así, entonces, cómo se explicaría la expresión invertida: “ellos en mi”, o la otra expresión que Juan utiliza: “permaneced en Mi” y “yo en ustedes”? Se tendría que concluir que de la misma manera en que Cristo mora personalmente en los miembros de su iglesia, cada miembro mora personalmente en él. No creo que nadie se atreva a llegar a tales conclusiones. Alguno osara argumentar que la morada no es personal sino espiritual (sea lo que se quiera indicar con ello), esto no soluciona el problema, ya que el cristiano debe morar en Cristo de igual modo . La realidad es que lo único que el texto pretende es mostrar la estrecha relación entre Cristo y su iglesia. Como el Padre está en Cristo y Cristo en el Padre de igual manera la iglesia lo está en Cristo y Cristo en ella. Cosa que acontece mediante la representación.

Las palabras finales del Salvador en su oración sacerdotal comprueban lo que he señalado: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.[3] Tal unidad no es simplemente de propósito o voluntad, es similar a la que el Hijo guarda con el Padre. Que, para el cristiano, implica unidad de Amor, comunión de beneficios, participación en la gloria de Cristo. “Cristo en nosotros” y “nosotros en Cristo” comunican que el creyente está injertado a la vid (según Jesús), o está incorporado en el cuerpo de Cristo (según Pablo) de manera tan real y perfecta que Dios no puede hablar y pensar de éste, sin que lo haga de su Hijo; y que todo cuanto el Salvador posee lo posee de igual manera el creyente. Esta es una unidad de carácter legal que usa como medio la representación, que es lo mismo que decir que entre Dios y Cristo se estableció un convenio donde él actuaría a favor y lugar de la raza humana, de modo que, cada uno de sus actos no sólo eran propiedad privada sino de todos los hombres. El acuerdo establecía que los creyentes: los que lo reconocieran como salvador, recibirían todos los beneficios de su obra y serían considerados con iguales privilegios que los que se le otorguen a su Representante. Es evidente que también aquí podría definirse esta unión como “los muchos en uno”.

En su oración Jesús señaló que su obra consistió en consagrarse o santificarse para el Padre, con el fin de que la iglesia participe de la misma santidad que adquirió en su persona. O sea, es santa por la santidad del Hombre que la representa en los cielos, una santidad vicaria, la santidad de este Uno, de la cual los muchos se adueñan al creer.

La oración de nuestro Mediador no fue exclusivamente por los doce,también  por todos los que habrían de creer por la palabra de ellos; es la unidad de todos los creyentes a través de todas las edades lo que está en su pensamiento. Luego añade: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste [4]. Así afirma su posición de representante. La unión que posee con el Padre tiene como fin el que la iglesia posea, en él como cabeza, ésta misma unión. Realizó en sí mismo lo que sería propiedad de sus discípulos. De esto escribe Juan en su primera epístola, al decir: “lo que hemos visto y oído, eso les anunciamos, para que también ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” [5]. Otra vez aquí ratifica que tal unión resulta del evangelio, que proclama cómo el Salvador unió a la iglesia a Dios para que goce de la misma relación especial que él mismo disfruta con el Padre.[6] Él es el mediador de esta relación. Como Dios-hombre en su persona une la iglesia a Dios y Dios a la iglesia. Yo en ellos y ellos en mi es la manera de expresar que el creyente tiene a Cristo como su representante en el cielo, y Cristo tiene a la iglesia como su representante en la tierra; de ahí que quien le hace daño a uno de los suyos se lo está haciendo a él mismo.

Jesús asegura la participación de la iglesia en su gloria con la declaración: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”. Recibe la gloria del Padre y la da a los suyos; no dice que se la dará al fin de los tiempos, sino como un evento ya cumplido (el verbo está en perfecto, indicando que ya la acción se completó y sus beneficios se disfrutan en el presente). En su experiencia y en calidad de representante, glorificó a la comunidad cristiana y la colocó en una perfecta relación con el Padre, de manera que puede decir que es una con él. Esta koinonía o comunión es la que señala el enunciado “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad”.

Al inicio de su oración el Señor expresa que mientras estuvo en la tierra guardó a sus discípulos en la comunión con el Padre. Ellos han creído, por lo que pide, ahora que los deja, que el Padre los guarde con su poder a través del Espíritu. (Declaración que demuestra que físicamente ya no estaría con ellos. ¿Por qué oró de esta manera si vendría a morar en el interior de ellos?). Es obvio, por lo tanto, que “Yo en ellos” no implica que la humanidad de Cristo esté dentro del cristiano, como tampoco la persona divina del Espíritu, como si aconteciera la encarnación de Dios en el creyente. Los místicos panteístas creían que el alma purificada adquiría cualidades divinas cuando el Espíritu de Dios se metía dentro de ellos, llegando a ser pequeños dioses. Idea totalmente extraña al cristianismo, pero propia de las religiones paganas.


[1] Romanos 8:1.
[2] Juan 15:4-6.
[3] Juan 17: 20-23.
[4] Juan 17:21.
[5] 1 Juan 1:3.
[6] Lea cuidadosamente a Juan 17 para que aprecie este hecho.

7 thoughts on “La Morada del Espíritu”

  1. Cristo no mora corporalmente dentro del creyente, eso es cierto, pero es a través del poder del Espíritu Santo, que mora en el mismo. El Espíritu Santo desciende con su poder como descendio en Cristo, el día de su bautismo, Mat. 3:16,17, y como descendio en los discípulos el día de Pentecostes, Hec. 2:1-4, sobre Eliseo, 2 Rey. 2:9. En Ezequiel 36:26,27 se usa un genero literario llamado paralelismo sinónimo, donde “corazón nuevo”, “espíritu nuevo”, “corazón de carne” se refiere a una mentalidad nueva dentro del creyente. Es espíritu nuevo dentro del creyente es el espíritu o la parte espiritual de la ley de Dios puesta en el corazón o mente de la persona, Heb.10:15-18. Recordemos: es el poder del espiritu Santo el que está dentro de nosotros y no la persona del Espíritu. Como el mismo poder lo recibió Cristo y nos lo imparte por la fe, se le llama el Espiritu de Cristo, Rom.8;9-17.

    1. Estoy en total acuerdo con Vicente en su expresion de como el Espiritu vive en nosotros, pero quisiera preguntarle a Saul quien es la Iglesia para el es una edificacion con cuatro paredes o es el hombre que recibe un salvador y cree en el y pone su vida al servicio de nuestro Dios para que esto que el explica se llleve acabo en una iglesia hay que tener creyentes que vivan esto espero lo entiendas tu Saul y pido a nuestro Senor te de entiendimiento a ti es nuestra oracion para que te saque de las tinieblas a la luz divina de nuestro Dios , pues el conocimiento no lo tiene un solo hombre .

      1. La morada de Dios en el hombre es una metáfora que debemos entender en el contexto en que se desarrolla. En el Antiguo Testamento significó que Dios estaba en medio de su pueblo, para protegerlo, asistirlo y cuidarlo. Nunca pretendió que creyeran que él moraba personalmente, con todos sus atributos divinos, dentro del hombre. Cristo es el único en quien reside toda la plenitud de Dios. Fuera de él, ningún otro puede reclamar tal cosa. Vicente está en lo correcto al afirmar que el poder de Dios asiste y dirige la vida del Cristiano, sin embargo, no creo que sea muy claro en lo que entiende por la morada de Dios. Habla del Espíritu en nosotros como una nueva mentalidad o forma de pensar, de lo cual estoy perfectamente de acuerdo. En su línea de pensamiento no reconoce que Dios no more corporalmente únicamente que Cristo no lo hace. Lo cual da lugar a pensar que si acepta que Dios mora en nuestro cuerpo con sus atributos divinos (por lo menos esto es lo que se puede ver entre líneas).

        Muchos han tomado este concepto para enseñar que Dios en nosotros otorga un poder especial para limpiar el corazón de su corrupción, otros que con el poder del Dios interno se puede obedecer la ley divina perfectamente. El perfeccionismo y el catolicismo sostienen su doctrina de salvación en base a la idea de la morada del Espíritu. Estas formas de ver la salvación la hacen descansar en la transformación que ocurre en el creyente, ingenuamente pensando que la labor del Espíritu es erradicar de ellos la corrupción de su carne. El pecado será totalmente erradicado de nosotros en el día de la glorificación final, no ahora. Mientras, tendremos que mantener una lucha constante contra nuestra maldad, y como Pablo, decir: lo bueno que quiero hacer no lo hago, miserable de mi, quién me librará de este cuerpo de pecado.

        Es señal de ignorancia pensar que la iglesia son las cuatro paredes o una institución religiosa. La iglesia es Cristo, él es la cabeza y nosotros su cuerpo. El Espíritu que reside EN CRISTO es el Espíritu del cual todos participamos. La iglesia es un organismo del cual forman parte todos los creyentes que descansan en la sola suficiencia de Cristo para su salvación. Los que se justifican en la ley, no pueden ser parte de la iglesia.

        Nadie puede negar que Dios mora en su iglesia, o que mora en el creyente. La biblia así lo declara, lo que no estamos de acuerdo es en la forma en que se ha interpretado y los propósitos con los cuales se emplea esta doctrina.

        La biblia afirma que Dios mora en los hombros de Benjamín:

        Deuteronomio 33:12
        A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

        Que moró en la zarza:

        Deuteronomio 33:16
        Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

        Isaías dice que Jehová mora en el monte de Sión

        Isaías 8:18
        …de Jehová de los ejércitos que mora en el monte de Sión.

        ¿Son estas expresiones figuradas o literales? Sería necio el pretender que son expresiones literales. La morada de Dios en estos pasajes pretende describir la relación personal de Jehová con su pueblo. Dios manifiesta su poder, dirección y sabiduría por medio de su Espíritu y en la Palabra. Dios mora en nosotros por medio de la asistencia misteriosa del Espíritu, por medio de la Palabra, por la fe. Dios no mora personalmente en nosotros, pero si realmente. Dicho de otro modo, la esencia o naturaleza divina no reside en nosotros con todos sus atributos, no es el Dios trino quien mora en nuestro cuerpo físico. Si así fuera, ¿en qué lugar reside?, entre las venas, los músculos, el corazón palpitante, los riñones o los intestinos. Nuestro cuerpo es una masa solida y física. La mente, el lugar donde se originan las emociones y la voluntad es el lugar donde el Espíritu obra. Su milagrosa obra la realiza en nuestro entendimiento y en el mundo que nos rodea. Si Dios morara personalmente en nosotros deberíamos adorar y orar hacia dentro; Cristo nos enseñó a adorar hacia fuera: Padre nuestro que estás en los cielos. El Espíritu nos hace mirar hacia arriba, como atestigua Cristo: cuando el consolador venga nos convencerá de justicia por cuanto voy al Padre y no me veréis más. Ese mismo espíritu es el que habló en Pablo y nos dijo: buscad las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Como puede ver por el testimonio bíblico, el cristiano no adora al Dios interno, sino al Dios externo el que reside en los cielos.

  2. El peligro en ubicar cualquier cosa dentro del hombre es que lo pone en control, esto lo podemos ver en el obrar de los falsos evangelistas de la prosperidad donde congregan miles de personas en un espectáculo público el cual llaman culto, atrayendo al público con la mentira de un derramamiento del Espíritu Santo y un festival de milagros desde platificar muelas, echar demonios, hablar en jeringonza y hasta convertir el agua en vino. Como si ese fuera el mandato: id y haced milagros a toda nación lengua y tribu. Gracias a Dios hay personas que todavía pueden interpretar en términos representativos y poner en control a DIOS.

    1. Muchos cristianos hoy día piensan que son pequeños dioses, y, por lo tanto, pretenden que el dios que llevan dentro los capacita para obrar su propia salvación. El hombre se ha revelado contra Dios y rehusa ser criatura, quiere ponerse en el mismo plano de Dios. La doctrina de la morada del Espíritu, según la Biblia, pretende mostrar la condescendencia divina al venir a nuestro mundo y unirse a su creación y al hacerlo nos permite ser lo que en realidad somos: criaturas que dependen enteramente de Dios. Dios le bendiga.

    2. Es una pena, yo si creo que el espiritu de Dios mora en cada creyente, el nuevo testamento nos habla constantemente de personas llenas del Espiritu Santo y que por el hacian señales, milagros, prodigios. Me toca en lo profundo del corazon que personas creyentes aun no entiendan esto!!,,, seria ignorar el poder de Dios en la vida del creyente, pienso que para una persona estar a cargo de una congregacion, ser lider, llamese predicador, pastor, evangelista y hasta maestro o cualquier ministerio del cuerpo de Cristo, debe tener esa cualidad de estar lleno del Espiritu Santo.

      Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. (Hechos 6:8 RVR60)

      Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:17-20 RVR60)

      ((El don de lenguas))

      Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. (1 Corintios 14:2, 13-15 RVR60)

      ¿Si no existe tal don de lenguas, por que el apostol pablo aonseja que si tenemos el don PIDAMOS EN ORACION EL PODER INTERPRETARLAS?

      Y puedo seguir pero llenariamos esta seccion, me apena tener q escribir esto. Dios les bendiga y hermanos, Crean en el poder de nuestro Dios Ya que es muy importante para trabajar en la viña del Señor,,, Paz

      Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (S. Marcos 16:14-18 RVR60)

      1. En la biblia ciertamente que se habla de la morada de Dios, me parece que usted no ha entendido mi punto de vista. Nadie puede negar esta verdad, el problema no es la expresión, sino el significado que se le da a ella. En el hablar diario nosotros le decimos a la persona que amamos que la tenemos en el corazón, esto no significa que ella more literal o físicamente en nosotros, es una metáfora para describir la relación íntima y especial que tenemos con ella.

        La biblia dice que Cristo está en nosotros y nosotros en Cristo:

        “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros (Juan 14:20).

        En aquel momento, mientras estaba en la tierra en un cuerpo humano, Jesús declaró que él estaba en el Padre. ¿Cómo él estaba en el Padre si físicamente estaba con ellos? A menudo se habla de la morada de Cristo en nosotros, pero no se habla de la morada de Cristo en el Padre. También el texto dice que nosotros estamos en Cristo y Cristo está en nosotros. Nuevamente ¿cómo moramos nosotros en Cristo? Si usamos textos como estos para probar el tradicional concepto de la morada de Dios necesitamos sostener también que nosotros moramos en Dios y en Cristo de la misma forma en que ellos lo hacen en nosotros. Nuevamente mi problema no es con la expresión sino con la forma simplista y fuera de contexto en la que se ha interpretado.

        En cuanto a la llenura del Espíritu, sería una necedad el negar que los creyentes son llenos del Espíritu. Mi pregunta es qué significa la expresión en el contexto en que se emplea.

        Sobre las lenguas desarrollé una serie de estudios los cuales puede leer. Puede leerlos aquí: http://www.cristomijusticia.com/category/espiritu-santo/

        Luego escríbame sus comentarios sobre este tema.

        Una vez más la pregunta no es si Dios mora en el creyente sino qué significa la expresión en el contexto bíblico. Usted me da una serie de versos pero no los explica en su contexto. Gracias por leer nuestros artículos. Aun cuando no este de acuerdo lo ayudarán a analizar sus propias doctrinas. Bendiciones.

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