El Espíritu del nuevo Adán

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“El que se une al Señor, un espíritu es con él”. “A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu, porque por medio de él, los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”.

Estas son algunas de las expresiones con que las Escrituras muestran la unidad de los creyentes con Cristo, su cabeza. En él son un cuerpo y poseen un mismo Espíritu. La pregunta que hacemos es: ¿Cuál es el papel del Espíritu en la obra de Cristo como Representante? ¿De qué manera el Espíritu preserva la unión de los muchos en uno o de la iglesia en Cristo? Pablo entiende, en los versos citados, que estar incorporado a Cristo es llegar a ser un espíritu con él, de la misma forma en que el creyente se constituye en “un cuerpo” o “una carne” al unirse con una ramera .

Santiago explica que “el cuerpo sin el espíritu está muerto”. Este es el principio básico de toda existencia. Basado en este principio Pablo describe la vida en el Nuevo Adán de forma similar: sin el Espíritu el cuerpo, que es la iglesia, no tiene conciencia de que vive y, por lo tanto, carece de una relación con la cabeza. Razón por la cual el Espíritu representa para ella la fuerza vivificante y unificadora de cada uno de sus miembros.

La muerte es ausencia del Espíritu, la vida es su presencia. Cuando el Creador sopló en Adán el espíritu de vida lo hizo portador del Espíritu. Y decretó que su simiente participara de la misma bendición. Si usas el principio: “como al segundo Adán de igual forma el primero” entenderás mejor la función del Espíritu en el primer Adán. Pablo escribe que: “el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu es vida a causa de la justicia”; o sea, que la justicia u obediencia es la que le permite al Espíritu comunicar vida e inmortalidad.

La vida del Espíritu es más que vida física, tiene que ver con la relación de armonía y paz que la justicia crea con el Dios inmortal. Desde la caída todo hijo de Adán viene al mundo desprovisto de justicia y, como resultado, también del Espíritu. Vienen muertos y reciben de Adán únicamente la vida de la carne, es un alma viviente desprovista del Espíritu. Sólo un Adán con Espíritu vivificante puede producir hijos inmortales. Jesucristo es ese Adán. Su justicia personal le permite ser para sí y su descendencia un “Espíritu que da vida”. “Así como la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. Él es el Hombre portador del Espíritu, el único donde éste reside de manera permanente y, como resultado, llegó a ser la fuente de vida para todos los que representa. La resurrección fue para él su transición de la antigua humanidad a la nueva; “fue muerto en la carne, pero vivificado en Espíritu” . Carne es la palabra para indicar el tiempo que vivió en la tierra, el tiempo de su humillación, su identificación con el mundo y el primer Adán. Espíritu, por otro lado, apunta al estado de gloria al que la resurrección le introdujo: la nueva creación impregnada del Espíritu de vida.

Espíritu y carne refieren en Cristo dos momentos en su existencia separados por la resurrección. Que después de la resurrección existe en el Espíritu, no significa en manera alguna que carezca de un cuerpo físico. Lo que implica, de acuerdo con 1 Corintios 15, es que entró en un nuevo modo de existencia donde el pecado, la ley y la muerte dejaron de tener potestad sobre él. En este contexto, mismamente, se cataloga de espirituales a los creyentes por vivir en este nuevo orden de cosas, en contraste con el hombre natural que no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. La palabra natural es la misma que usó para describir al primer Adán e indica que mientras el hombre viva en la esfera de lo terrenal no comprenderá aquello que pertenece al mundo espiritual. Como miembro del cuerpo de Cristo el cristiano participa de la vida espiritual que su Señor posee; él anda y vive en el Espíritu: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús lo ha librado de la ley del pecado y de la muerte . Y es espiritual por esta razón.

A menudo se habla del Espíritu que descendió sobre Jesús como si fuera un evento separado de lo que ocurre al creyente. Para Pablo es claro que existe un sólo cuerpo y un sólo Espíritu, y puesto que es uno y éste reside en Cristo, concluye que el Espíritu del cual el cristiano participa no es una bendición individual o aislada, sino colectiva; pertenece al Cristo integral: cabeza y cuerpo, de ahí que lo nombre Espíritu de Cristo. Como está escrito: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros .

Aquí Espíritu de Cristo no indica simplemente el Espíritu que procede de él, es ante todo el que recibió en la resurrección; en otras palabras, es el Espíritu de vida que Dios sopló sobre su cuerpo inerte levantándole de entre los muertos. Tener el Espíritu implica que somos parte del cuerpo donde este único Espíritu reside, quien a su vez restaura la vida de los muchos en Uno y los restablece a la relación que una vez tenían y perdieron. El Espíritu es la vida del cuerpo: la iglesia; por él compartimos con Cristo la cabeza, manteniendo una unión viviente e inseparable.

[] 1 Corintios 6:17; 12:13; Efesios 2:18.

[] 1 Corintios 6:16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.

[] Romanos 8:10 Versión NIV la versión Valera traduce “el espíritu vive a causa de la justicia” entendiendo por espíritu al espíritu humano en lugar del Espíritu Santo.

[] 1 Corintios 15:21,45.

[] 1 Pedro 3:18.

[]1 Corintios 2:14.

[] Romanos 8:2.

[] Efesios 4:4.

[] Romanos 8: 9-11.

2 thoughts on “El Espíritu del nuevo Adán”

  1. Muy hermoso, pues sin Cristo, el segundo Adan, no podemos tener el Espiritu de vida dentro de nosotros, seriamos solo un valle de huesos secos, Isaias 37, porque el Espiritu es Cristo que obra con su poder en nuestras mente debiles e imperfectas. Pero, como dice Juan Calvino, hablo de la santificacion para darle la gloria a la justificacion (Vease Instituciones de la Iglesia Cristina, tomo I, Juan Calvino). El Espitu de vida que resucito a Cristo nos ha resucitado a nosotros en El, Cristo. El es sacrifico y mi resurreccion , Rom.6:4,5, y El es la vida, Juan 14:6. Adan perdio la mayordomia del planeta y perdio el poder del Espiritu morando en el otro espiritu, el de la muerte. Cristo recupro la mayordomia que perdio Adan y recibio el poder del Espiritu de Dios morando en El, Mateo 3:16,17; Luc. 4;16-21; Isaias 61:1-3. La vida del segundo Adan es perfecta y mi vida imperfecta es perfecta en el Segundo Adan. En la cruz El compro el paraiso, el Eden para mi, y nos lo dara, si tenemos fe en El, cuando regrese en gloria y majestad.

    1. Estoy de acuerdo con la idea global de su comentario. Sin embargo me parece que no pudo captar la tesis de mi estudio.

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